Cuento

EL DIABLO QUE QUISO LLEVARSE A LUIS
Juan Carlos Mejía Figueroa
Luís era un anciano cariñoso con arrugas en la cara, que a menudo sonreía con sus nietos, Carlos, Mary, Violeta. Se dedicaba a la agricultura, ganadería. Vivía en el Pueblito de Coto en el Distrito de Llamellín, Provincia de Antonio Raimondi, Departamento de Ancash.
En el año 1940, se le presentó el Diablo por primera vez, cuando Luís se encontraba descansando en su cama, en un pequeño villorrio llamado Pachapaqui. A media noche se escuchó un sonido algo inusual, como si alguien caminase en la oscuridad del cuarto donde descansaba con su esposa anciana. Aella le decían Ashu de cariño.
-   Luis dijo: ¿Alguien me agarró los pies, ayúdeme
-   Ashu respondió ¡Fuera Satanás! ¡Dios Mío!
En esos momentos el Diablo soltó los pies de Luís y abandonó la habitación. El perro melenudo llamado Oso empezó a aullar, en esos momentos Luís y su esposa se asustaron. Tenían el cabello erizado implorando a Dios que no regresara el Diablo.
Se presentó el Diablo por segunda vez, cuando Luís y su hijo Gregorio empezó una larga caminata, después de una jornada de trabajo bajo los efectos del cansancio, su destino final la capitaí de la Provincia Llamellín, en medio de la oscuridad de la noche.
Juntos caminaban Luís y su hijo Gregorio, hasta el lugar Llamado Ichihuilca de pronto a Gregorio le da ganas de miccionar y se separó de su Padre. Luís caminaba con prisa y se adelanta por unos 500 metros aproximadamente delante de su hijo Gregorio, en esos precisos momentos el Diablo se presentó, saludo amablemente a Luís ¿Hola Luís a los tiempos nos encontramos? Luís responde la verdad no te conozco. El Diablo dice. ¿Cómo no me conoces yo soy tu amigo de infancia? En el acto le agarró del brazo y le obligó a caminar rápido para que se aleje de su hijo Gregorio.
Gregorio al notar esta actitud muy extraña del padre dejarlo en el camino empezó a correr hasta alcanzarlo, porque presentía que algo malo le estaba pasando a su padre.
-   ¿Qué pasó por que me dejaste en el camino? dijo Gregorio mientras el Diablo no le soltaba del brazo a Luís.

Al ver esta acción levantó un palo para darle garrote al Diablo pero este desapareció en la oscuridad dejándole moretones en el brazo. Luego Luís y su hijo Gregorio se abrazaron con un sentimiento encontrado cabizbajo con el cabello erizado agradecieron a Dios por haberlo salvado del diablo, luego siguieron caminando hasta llegar a la ciudad de Llamelín.

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